lunes, 16 de junio de 2008

LA PRIMICIA

Las dos primeras líneas me las dictaron, en un clase en la universidad, lo que continua es el fruto de una carrera en taxi.

Caminando por la avenida Tomas Marsano, me encontré con un señor que parecía señora, lo miré fijamente a los ojos, los cuales transmitían ira y cólera, presioné los puños, me armé de valor y le pregunté si tenía algún problema, me respondió con un profundo silencio, se sonrió y me invito a acompañarlo.
Esa noche estaba devastado, que más me podía pasar, no me negaba a nada, fruncí el ceño y después de dudarlo por un momento, emprendimos el recorrido.
El lugar parecía un pedazo de infierno, precarias luces psicodélicas restaban lo poco de visibilidad que había, lo seguí paso a paso entre los cuerpos sudorosos que se balanceaban al compás de un estrepitoso ritmo ochentero, no intercambiamos una sola palabra.
Confundido por lo que estaba pasando recorrí con la vista las cuatro ruinosas paredes de la habitación a donde habíamos llegado, teniendo como mudos testigos un sofá, un gran espejo y una mesa de centro que sostenía una jarra con sangría que supongo era la cortesía de la casa.
Papi, te veo un poquito tenso, no estarás nervioso, no?; Su voz, aunque fingida, no lograba su objetivo, percibía lo grave de sus tonos en las vocales y las últimas sílabas.
-No, estoy bien, muy bien-
-Ah, pensé que no te gustaba-
-No, nada que ver- la verdad es que me inundaba el miedo, mi acompañante parecía abandonar el semblante con el que me sorprendió en la calle. Cuéntame, a qué te dedicas? me preguntó, soy reportero y estudio en la San Martín, no era obvio? seguro no soy en primer estudiante que espera en esa tristemente célebre avenida.
-Y qué edad tienes?-
-Cuánto me pones?- respondí como autómata.
-Uhm, 22 o 23- respondió coqueteando con los dedos.
-No, tengo 18 años - como lo hacen todos, se sorprendió.
-Oh, 18 añitos, eres un bebe todavía-
-Si tu lo dices…-
Sin abandonar su rictus de ternura, me sirvió un vaso con sangría, para que entres en calor me susurraba, yo acepté, para no desairarlo, y volvió con el cuestionario.
-Y, tienes enamorada?-
-Que curiosa tu pregunta-
-Yo soy así queridito- mientras toma un sorbo de su vaso y no me quita la vista, yo hago lo mismo y le respondo.
-Bueno, estoy enamorado, si. Ella es linda, pero parece que mi existencia le fuera indiferente, hago de todo para llamar su atención, eso sí, nunca dejo de ser yo mismo. A las mujeres siempre les gustan los más juergueros, los mujeriegos, las atraen los imbéciles-
-Pobrecito, a todos nos pasa, pero eres joven y simpático-

-Tu crees?-
-Claro, no te desanimes, seguro ella también siente lo mismo y está esperando que tu te mandes, no la pienses tanto.-
-Oye, no me has dicho tu nombre-
-Dime, Lucy, y cómo te llamas tu?-

-Renzo…Renzo Santana- Después de escuchar mi nombre todo cambió en la conversación, no era el mismo trato, dejó el vaso sobre la mesa, dejo de sonreír, parecía incómodo, se le empañaron los ojos y se tapó el rostro con las manos para que no lo viera llorar.
Para no hacer mas tenso el momento decidí romper el silencio, oye Lucy, discúlpame si dije algo malo, mejor ya me voy, cuando me incorporaba y caminaba hacia la puerta su voz me detuvo, este vez era otra persona la que me hablaba. Renzo… no te vayas, era su verdadera voz, que sin ánimo de ser sarcástico me parecía cálida y familiar, lo miré fijamente a los ojos y le sonreí, él no perdía su congojo y se sacó la peluca, se retiraba con un trozo de papel higiénico el maquillaje que cubría su rostro, se sacaba los tacos mientras se acercaba lentamente hacia mi, me abrazó contra su pecho, se aferro de mi espalda y con una voz entrañable me dijo:
-Hola Renzo, cómo te va?. Cómo está tu mamá, tu hermanita, seguro tu mamá nunca te contó de mí, seguro te dijo que había muerto, pero no es verdad, en realidad yo nunca quise abandonarlos, pero tu mamá no quería que viva con ustedes cuando se enteró que soy un maricón, ya sé que estás confundido, yo también lo estoy. Perdóname, no quería que me conozcas de esta manera… hijo.-
-No tengo nada que perdonarte, siempre supe que vives de este lugar, cuando me miraste con cólera mientras caminaba por la Marsano pensé que me habías reconocido, yo también quería verte, quería saber si era verdad, ahora estoy satisfecho, tendrás que buscarte otro lugar, mañana hay una batida policial, los de la universidad se han quejado…bueno, he cumplido con mi investigación, el fin de semana sale este reportaje, espero puedas verlo.

sábado, 7 de junio de 2008

Esta noche lleva nombre de tristeza.

Esta nota la encontré una mañana que dejé la compu prendida, había regresado de una reunión y seguro la escribí hasta quedarme dormido, al despertar no le hice mucho caso. . . pero horas después, al leerla, decidí no cambiar nada, aunque quisiera.

Esta noche, que no concilio el sueño, que no dejo que pensar y me siento mas cansado que nunca.

Horas antes, estaba muy bien acompañado, riendo, cantando. . . celebrando, no sé exactamente que...

Pero esta noche es peculiar, fue el comienzo de grandes amistades, de verdades disfrazadas y dichas directa e indirectamente.

Si, aún estoy mareado… pero lo recuerdo todo.

Si, aún estoy cansado… pero me resisto a la idea de dormir y olvidar, es por eso que escribo…no de forma clara, pero escribo, de forma encriptada, para que cuando lea esta nota no sienta lo mismo, para que me parezca extraña y para quien la lea inentendible.

Pero también escribo por otra razón, la razón por la que es tan triste esta noche. . .

Es por una ilusión que poco a poco se va convirtiendo en su peor arista… la frustración.

Esta noche toma la mano de una mujer. . . y cuando tiene que soltarla, proyecta en el cielo imágenes desgarradoras.

Esta noche, yo también sostuve en mis manos, la mano de una mujer, y cuando tenia que soltarla era como arrancar un niño del seno de su madre, como arrancarle las alas a las mariposas, como negarle al hombre la felicidad.

Tengo un cigarrillo entre los dedos, veo como se consume solo e incólume mientras el promiscuo humo baila al compás del viento.

Esta noche veo en el cielo su nombre, y si no fuera por ella, dejaría de ser un nombre que simbolice mi profunda tristeza.